Estos días hemos visto como un manto de fina arena procedente del desierto llegaba hasta nosotros cubriéndolo todo, también las hojas de nuestras plantas.
Las tormentas de arena y la calima son fenómenos que se suelen dar con frecuencia en algunos lugares cercanos al desierto del Sáhara, como las Islas Canarias. Sin embargo, no son tan frecuentes en otras partes de la península, especialmente en el norte, donde la población ha visto con espectacularidad cómo la tormenta iba dejando a su paso un color anaranjado en todas las superfices.
El fino polvo ha llegado también al interior de los hogares. Por más que hayamos tratado de cerrar ventanas o aislar el interior, la extraordinaria finura del polvo ha hecho imposible que podamos evitar que la calima se colase en casa.
Efectos de la acumulación de polvo en las plantas
Hoy os queremos hablar de qué ocurre cuando el polvo se acumula en las hojas de nuestras plantas. A priori no parece algo preocupante, pero sin embargo, la acumulación de polvo puede tener efectos nocivos en el crecimiento y correcto desarrollo de algunas plantas de interior.
El polvo crea una fina capa sobre las hojas e impide que estas reciban correctamente la luz, haciendo que la producción de clorofila de la planta sea menor y por tanto, relentizando su desarrollo y crecimiento o amarilleando las hojas.
La limpieza de las plantas de interior
En el caso de las plantas que crecen en el exterior, a pesar de que están mucho más expuestas al polvo, también reciben la lluvia, que ejerce un efecto limpiador en las hojas, por lo que su desarrollo es más equilibrado. Sin embargo, en las plantas de interior, debemos ocuparnos de limpiar las hojas para evitar la acumulación de polvo.
Esta limpieza puede hacerse una vez por semana o, dependiendo de la cantidad de polvo, más espaciado en el tiempo. Para saber cuándo es necesario limpiar el polvo de las hojas, debemos observar qué tanto de suciedad han acumulado y ver cuándo es el momento para la limpieza.
Cómo limpiar el polvo de las hojas
Para retirar el polvo acumulado en las hojas hay varias formas de hacerlo sin dañar la planta. Lo primero que debemos hacer es atender a la naturaleza de la propia planta, a las características de sus hojas, su grosor o su delicadeza.
Las plantas con hojas más grandes o fuertes podrán limpiarse con una suave ducha, frotando suavemente con los dedos en las hojas al tiempo que pasarmos el agua. De esta manera, además de limpiarlas podemos aprovechar para regarlas al mismo tiempo. En caso de plantas que estén en proceso de floración hay que tener especial cuidado con la ducha, ya que el agua podría provocar que se desprendan las flores.
Si se prefiere, también se puede retirar el polvo con un paño suave, ya sea mojado o seco, dependiendo del tipo de hoja o de la suciedad a retirar. Si el polvo es superficial, la limpieza puede hacerse en seco. Sin embargo, si la suciedad está algo más adherida a la hoja, se recomienda usar un paño mojado. También debemos asegurarnos de que el paño que estemos usando no suelte pelusa, ya que esta se quedaría depositada también en las hojas y no estaríamos limpiando la planta correctamente.
La limpieza debe hacerse de manera suave y de adentro hacia afuera de las hojas. Es decir, desde su base hacia su parte más saliente, incidiendo más en aquellas partes en las que la suciedad es más predominante o en los pliegues de la hoja.
En el caso de plantas con hojas delicadas o flores, debemos asegurarnos de que la limpieza no va a provocar daños o roturas en las hojas, ya que de ser así, es mejor no pasar el paño y buscar otras alternativas más suaves, como un pulverizador.
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