Recoger agua de lluvia es una magnífica solución para humanizar nuestras ciudades con zonas verdes y ajardinadas. Pero también es la clave para que los fenómenos extremos que está generando el cambio climático dejen de ser la causa de desastres naturales para los ciudadanos. Entre otras razones, actuar en este sentido permitiría prevenir y evitar inundaciones.
El Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) número 11 de la ONU para 2030 es lograr que las ciudades sean más inclusivas, seguras, resilientes y sostenibles. Y, en este marco, la Estrategia de Biodiversidad 2030 de la Unión Europea, plantea el argumento central de traer la naturaleza de nuevo a nuestras vidas (Bring nature back into our lives). Por lo tanto, este puede ser el momento de aprender de la inteligencia de la naturaleza para conseguir una planificación urbanística más eficiente y responsable.
De lo que se trata es de restaurar el paisaje natural y gestionar correctamente el agua de lluvia que, actualmente, se está desaprovechando para mejorar la vida de todos.
La ciudad verde será la ciudad del futuro
La planificación urbana centrada en el cemento ha planteado enormes desafíos en el plano estético, pero también en el plano emocional de las personas. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ya ha alertado sobre los grandes riesgos que la falta de contacto con la naturaleza provoca en la salud física y psicológica del ser humano.
Pero, además, este urbanismo basado en infraestructuras grises, como el tradicional alcantarillado y las plantas de tratamiento de aguas, ha demostrado una serie de carencias importantes a la hora de gestionar recursos como el agua. Por una parte, nos encontramos con una alarmante escasez de este recurso básico e imprescindible a nivel mundial, pero, por otra, el cambio climático ha traído importantes descargas de agua en muchas zonas que han sido incapaces de absorber. En definitiva: nos falta agua y, a la vez, nos sobra.
Como vemos, la degradación del medio natural genera una enorme presión sobre los recursos hídricos, así que ha llegado el momento de ampliar el modelo de gestión de las ciudades.
El agua de lluvia y su tratamiento en las ciudades
La mayoría de las ciudades hacen su tratamiento de aguas en base a estas infraestructuras grises, es decir, sistemas basados en el tradicional alcantarillado y en plantas de tratamiento de aguas residuales. Este sistema se podría asimilar a lo que sería un tratamiento industrial del agua, cuando se trata de un recurso que es 100% natural. Pero lo que todavía es más preocupante, es que este sistema acaba gestionando tanto estas aguas residuales como el agua de lluvia.
La extensión de la mancha urbana ha aislado a los ecosistemas naturales y ha acentuado los peligros relacionados con la variabilidad climática. Además, la infraestructura gris suele colapsar cuando se dan fenómenos meteorológicos que no es capaz de absorber.
Las infraestructuras verdes en el paisajismo urbano
En la actualidad, las soluciones naturales representan una gran oportunidad. Hoy, contamos con muchos sistemas naturales y seminaturales que proveen los mismos servicios para la gestión de los recursos híbridos y que aportan, además, numerosas ventajas:
– Se adaptan al cambio climático
– Ayudan a la conservación de la biodiversidad
– Mejoran la calidad del aire
– Reducen el riesgo de inundaciones
– Ayudan a controlar la erosión de los suelos
– Contribuyen a embellecer el paisaje urbano
– Permiten crear espacios únicos y singulares
– Funcionan como áreas de esparcimiento para las personas
Como vemos, la infraestructura verde es multifuncional, por lo que aporta diferentes soluciones y diferentes beneficios a la zona.
Los muros verdes o jardines verticales pueden reducir el llamado efecto de isla de calor urbana, una suerte de efecto invernadero local que hace que las ciudades alcancen mayores temperaturas que las zonas que se encuentran a sus afueras. También mejoran el aislamiento de los edificios y funcionan como hábitat natural para muchas especies.
Los jardines de lluvia son zonas verdes con cierta profundidad y estratégicamente localizadas para absorber las escorrentías de superficies impermeables, como puede ser tejados y carreteras. Aquí hay que tener en muy en cuenta que diferentes tipos de plantas funcionarán en diferentes contextos. Lo ideal es elegir plantas perennes y vegetación autóctona de la zona que pueda absorber el agua de lluvia y que soporte las condiciones climáticas de ese lugar durante todo el año.
En Digebis disponemos de distintas soluciones innovadoras que pueden ayudar a que las ciudades sean mucho más verdes que grises, mucho más humanas y, al mismo tiempo, eficientes.
Jardín vertical Minigarden
De fácil montaje y, dado que la estructura es modular, los jardines verticales o huertos urbanos Minigarden son ideales para diseñar muros verdes. Cada uno de los módulos Minigarden se compone de una jardinera y una bandeja con doble función: base dónde se apoya la jardinera y, también, recogida del agua sobrante del riego o de la lluvia.
Minigarden, además de ser 100% reciclable y cuenta con otros atractivos beneficios:
- Adaptable a cualquier espacio, exterior o interior.
- Puedes usarlo en diferentes espacios, ya que está fabricado para durar.
- Funcional y de fácil uso.
- Permite el ahorro de agua.
Estabilizadores de suelos
Los estabilizadores de suelo tienen diversos usos, al aplicarse tanto en césped como para aplicaciones con gravas. Y, entre sus ventajas, permiten que los suelos se mantengan firmes y estables frente a las inclemencias del tiempo, además de evitar encharcamientos de agua.
Se trata de un producto ecológico fabricado en PEHD 100% reciclado y además es resistente a los UV y a las heladas. La estructura ergonómica y flexible de los estabilizadores de suelos permite curvar los módulos y adaptarse a los terrenos más difíciles, sean cóncavos o convexos.
- Permite estabilizar las gravas, las arenas y terrenos
- Evita que se produzcan encharcamientos
- Previene el crecimiento de malas hierbas
- Ofrece un tono invisible
- Es totalmente permeable al agua
- Fácil/rápido de instalar (aprox. 30m2/h)
- Soporta el paso de vehículos hasta 500 Tm/m2
- Es muy fácil de cortar, y es adaptable
Ciudades que ya son más verdes
Las infraestructuras verdes no pueden sustituir por completo y de una manera definitiva a las infraestructuras grises, pero sí las complementan y el resultado de unir ambos sistemas es muy positivo. De hecho, las ciudades más avanzadas del mundo ya están planeando combinar la infraestructura verde con la gris para gestionar la cantidad y la calidad del agua.
Así, la ciudad de Nueva York puso en marcha el Green Infraestructure Grant Programm que se encarga de recoger y administrar el agua de la lluvia de modo que no llegue a entrar en el sistema de alcantarillado.
El proyecto Rain Guardians de San Francisco involucra a sus ciudadanos en el mantenimiento y cuidado de los jardines de lluvia urbanos.
Melbourne creó un jardín vertical que se iba trasladando por diferentes zonas de la ciudad para que sus habitantes se familiarizasen con este concepto.
Muchas de estas ciudades incorporan, además, beneficios fiscales para estimular la puesta en marcha de estos sistemas.
En conclusión, las soluciones basadas en la naturaleza son más eficientes y menos costosas que la infraestructura gris. Por ello, el futuro parece estar en la combinación de ambas para asegurar la disponibilidad de agua de calidad y entornos mucho más amigables para la conservación de la biodiversidad y la mejora de la vida de las personas.